Traspapelados del mar, el cielo y la tierra se oponen a la vieja incubadora. La meteorología no logra pronosticar el cólera cuando la sustancia cambia oscureciendo de pronto y los monstruos de las profundidades retoñan desde el abismo tembloroso. ¿Qué daño podrían causar arrojar unos sueños rotos al vientre del mundo si se la pasa abrigando las lágrimas de las estrellas?
Hoy dormiré al arrullo de 139 grullas. Se anidarán en mis sueños y recordarán el pasado bueno. Las amarillas buscarán el sol para colocarlo en el estandarte, las verdes plantarán las flores más sencillas para dar aroma a las fantasías, las rosadas besarán los labios con suave ternura y las azules nos taparán de inciensos sublimes, tiernos. Sobre el cielo 140 grullas descansan sobre un cordel, todas, mirando al infinito.