Llego. Gente, demasiada. Saludo unos cuantos mientras yerguen orgullosos sus estatus. Tuercen los ojos a media vuelta de su espalda. - “ ok” -, aterrada ignoro las posturas corporales. Desciendo y vuelvo a intentar ver la silueta, los ojos de un búho con el que he estado ensoñando. Subo otra vez, nuevamente saludo, siéntome ...