Te encontré, o tal vez de una forma mejor matizada... llegaste, en el instante mismo que pretendía desentenderme de las cosas reales y sus formas superpuestas como las líneas que se desglosan y se sobreponen entre ellas mismas. Nuevos trazos, entre sombras y brillas que engalanaron una hoja esperanzada de letras pintadas por zapatitos escarlatas, parte de un corazón, tú querido más.
Y las acuarelas escondidas tomaron vida con un nuevo pincel, un número 23 que se desliza fríamente entre el agua y los colores, detalles por aquí, detalles por allá, algo increíble. Magia, tal vez, mmm... la magia no existe, lo real, tampoco, entonces... algo hermoso, algo, eso que no alcanzas a describir, eso, eso que te palpita en la garganta y cobarde del corazón huye por los ojos a ratos, algo hermoso, una belleza fina, inolvidable, dulce, agridulce. Te quiero cariño, Stanislao.